El Año Nuevo comenzó a festejarse el 1 de enero hace relativamente poco tiempo; fue el papa Gregorio XIII quien lo dispuso en 1582 para todos los países católicos, al inaugurar el calendario en vigencia, que sustituyó al juliano.Luego, poco a poco, las restantes naciones lo incorporaron -los rusos fueron los últimos, en 1917- y así también se aceptó en todo el mundo que el año comenzara el 1 de enero y no el 21 de marzo o el 1 de abril, como solía serlo en los viejos tiempos.
(Este artículo no lo escribí yo, lo encontré en internet. Desconosco el autor y sus fuentes, pero en él reconozco un valor histórico tan interesante, que me fue imposible dejarlo pasar por alto).
El Enigma del Bosque es una novela que atrapa. Confieso que aún cuando no soy fanático al romanticismo, esta novela promete mucho más. Promete un misterio profundo que el narrador va revelando de a poco, y un desenmascaramiento de la cultura española de principios del siglo XX que apasiona. Es en definitiva una novela narrada con belleza y maestría, con personajes perfectamente desarrollados, con una atmósfera capaz de meternos en la escena y en definitiva, con un excelente argumento que hace que uno se vaya de para atrás.