30 de diciembre de 2011

La historia que esconde el día de Año Nuevo

El Año Nuevo comenzó a festejarse el 1 de enero hace relativamente poco tiempo; fue el papa Gregorio XIII quien lo dispuso en 1582 para todos los países católicos, al inaugurar el calendario en vigencia, que sustituyó al juliano.
Luego, poco a poco, las restantes naciones lo incorporaron -los rusos fueron los últimos, en 1917- y así también se aceptó en todo el mundo que el año comenzara el 1 de enero y no el 21 de marzo o el 1 de abril, como solía serlo en los viejos tiempos.


22 de diciembre de 2011

La Navidad y la Saturnalia

(Este artículo no lo escribí yo, lo encontré en internet. Desconosco el autor y sus fuentes, pero en él reconozco un valor histórico tan interesante, que me fue imposible dejarlo pasar por alto).


Jesús, el niño que no nació el 25 de diciembre


Aunque Papa Noel acapare todo el protagonismo, todavía están los villancicos, los belenes, las postales, y hasta los décimos de Lotería que nos recuerdan que el motivo de la fiesta de la Navidad es el nacimiento de Jesús. Pero no ocurrió así. Fue cosa del Emperador Constantino El Grande, hace unos 1700 años, que, actuando como lo haría un creativo publicitario de esta época, creyó conveniente hacer coincidir el nacimiento de Cristo con la fiesta pagana más multitudinaria y popular del Imperio Romano, el Festival de la Saturnalia, que celebraba el nacimiento de un "nuevo" Sol.

18 de diciembre de 2011

El Enigma del Bosque, Laura Mercé

El Enigma del Bosque es una novela que atrapa. Confieso que aún cuando no soy fanático al romanticismo, esta novela promete mucho más. Promete un misterio profundo que el narrador va revelando de a poco, y un desenmascaramiento de la cultura española de principios del siglo XX que apasiona. Es en definitiva una novela narrada con belleza y maestría, con personajes perfectamente desarrollados, con una atmósfera capaz de meternos en la escena y en definitiva, con un excelente argumento que hace que uno se vaya de para atrás.

9 de diciembre de 2011

El Señor de los Anillos, La Comunidad del Anillo, JRR Tolkien


«Tres anillos para los reyes elfos bajo el cielo.
Siete para los señores enanos en casas de piedra.
Nueve para los hombres mortales condenados a morir.
Uno para el «Señor oscuro», sobre el trono oscuro
en la tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la tierra de Mordor donde se extienden las sombras» 
JRR Tolkien

2 de diciembre de 2011

Fiesta privada - Cuento

Entró modelando por sobre el suelo de polvo rojo, adornado con los cráteres que dibujó el tiempo. Buscó la figura que le devolvería el éxtasis, la entrada al cielo. El ventilador de aspas largas, que alguna vez fueron blancas, giraba con cansancio. La canción hablaba de unos tipos de un carro que llevaba las llantas repletas de marihuana. Las sillas de metal le recordaron las batallas de lucha libre en la tele, donde el Vengador doblaba una y la dejaba caer sobre la espalda del Enmascarado. Vio el muñequito negro, crucificado en la madera con un chinche, y el mensaje que habría enorgullecido a algún gracioso: “El Orinoco”, como si no fuera suficiente con el aroma dulce y agrio de los orinales. Se sentó y descargó todas las penas que torturaban su estómago. Vio el paraíso en el cubículo garabateado, vio la entrada al infierno en el dispensador sin papel.